En la época prehispánica el culto a la muerte era uno de los elementos básicos de la cultura, cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. De igual forma le colocaban comida que le agradaba en vida, con la creencia de que podría llegar a sentir hambre.
El Día de Muertos en la visión indígena implica el retorno transitorio de las ánimas de los difuntos, quienes regresan a casa, al mundo de los vivos, para convivir con los familiares y para nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares puestos en su honor.
Origen y significado del Día de Muertos en México
El Día de Muertos tiene su origen en las raíces indígenas de las culturas autóctonas de Mesoamérica, según los historiadores, para fusionarse con las creencias católicas españolas y dar lugar a una festividad que sigue evolucionando con el paso del tiempo.
El culto a la muerte era común entre las culturas prehispánicas. Cuando alguien moría era enterrado envuelto en un petate y sus familiares organizaban una fiesta con el fin de guiarlo en su recorrido al Mictlán. (Según el Gran Diccionario Náhuatl, mictlan significa “infierno” o “lugar de muertos”, adonde llegaban los fallecidos por muertes naturales o comunes después de un proceso que les tomaba cuatro años.)
Lo pueblos prehispánicos también colocaban ofrendas (comida que les gustaba, flores de cempasúchil que iluminaban su camino, entre otras) en sus rituales. Para estas culturas la muerte era parte de un ciclo y el destino de los muertos estaba marcado por la forma de vida que tuvo la persona.
La “invasión” española en la tradición
Con la llegada de los españoles, se incorporaron otros elementos y prácticas que son un reflejo del sincretismo entre dos culturas: la cosmovisión de los pueblos indígenas y las creencias religiosas del catolicismo.
Las cruces, bebidas alcohólicas y el pan de muerto fueron incorporados por los españoles. “Los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida y la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl)”, dice el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) de México.
Su origen se ubica en la armonía entre la celebración de los rituales religiosos católicos traídos por los españoles y la conmemoración del día de muertos que los indígenas realizaban desde los tiempos prehispánicos; los antiguos mexicas, mixtecas, texcocanos, zapotecas, tlaxcaltecas, totonacas y otros pueblos originarios de nuestro país, trasladaron la veneración de sus muertos al calendario cristiano, la cual coincidía con el final del ciclo agrícola del maíz, principal cultivo alimentario del país.
La celebración del Día de Muertos se lleva a cabo los días 1 y 2 de noviembre ya que esta se divide en categorías: De acuerdo con el calendario católico, el 1 de noviembre corresponde a Todos los Santos, día dedicado a los “muertos chiquitos” o niños, y el día 2 de noviembre a los Fieles Difuntos, es decir, a los adultos
Cada año muchas familias colocan ofrendas y altares decorados con flores de cempasúchil, papel picado, calaveritas de azúcar, pan de muerto, mole o algún platillo que le gustaba a sus familiares a quien va dedicada la ofrenda, y al igual que en tiempos prehispánicos, se coloca incienso para aromatizar el lugar.
Asimismo, las festividades incluyen adornar las tumbas con flores y muchas veces hacer altares sobre las lápidas, lo que en apocas indígenas tenía un gran significado porque se pensaba que ayudaba a conducir a las ánimas a transitar por un buen camino tras la muerte.
Así van llegando las almas a la ofrenda de Día de Muertos
El santoral católico indica que el 1 de noviembre es el Día de todos los santos y es la fecha en la que se coloca el altar de Muertos para los niños, mientras que el 2 de noviembre es el Día de los fieles difuntos, y es cuando nos visitan “las almas” de los mayores de edad que fallecieron.
- El 27 de octubre: Llegan las almas de las mascotas
- El 28 de octubre: Llegan las almas de las personas que tuvieron una muerte trágica
- El 29 de octubre: Llegan las ánimas de quienes fallecieron ahogados
- El 30 de octubre: Llegan las ánimas de quienes han sido olvidados o no tienen familias
- El 31 de octubre: Llegan las ánimas de los seres que nunca nacieron o que están en el limbo
- El 30 y 31 de octubre: Llegan los niños que no fueron bautizados
- El 1 de noviembre: Llegan los difuntos que tuvieron una vida ejemplar, así como la de los niños que sí fueron bautizados.
- El 2 de noviembre: Llegan todas las almas
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